martes, 12 de enero de 2016

À bientôt, Catalogne

Las despedidas siempre son duras. Aunque tengan fecha de caducidad, nos cuesta decir adiós. Por eso es mejor no pensarlo de esa forma, sino entender cada caso en su contexto adecuado.

Como sucede con todo, hay que valorar siempre lo positivo y lo negativo. No como una manera de decidir (llegados a cierto punto la decisión ya está tomada), sino como una forma de vivir intensamente esa decisión. Por supuesto que no es tarea fácil. Hay muchos factores que pueden jugar en nuestra contra, sobre todo nuestro continuo afán por autodestruirnos. 

Lo importante es llegar a ese momento en el que decides cortar el cable correcto y desactivar esa bomba. En ese instante, empiezas a vivir, a disfrutar. Muchas personas han hecho que me sienta más fuerte para poder romper ese cable cuanto antes. Mi familia, mis amigos, y mi Enric. El amor, el cariño y el chocolate, son el verdadero poder que nos cambia y nos hace evolucionar cada día. 

Solo deseo que los croissants me parezcan muy grasientos, o volveré a Catalunya directamente al matadero.

Besos


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